El 23 de abril de 1516, durante una reunión con la nobleza bávara celebrada en la ciudad de Ingolstadt, el duque Guillermo IV de Baviera, junto a su hermano Luis X, promulgó una orden que regulaba tanto el precio de la cerveza, como los tiempos de elaboración y los componentes empleados en su fabricación.
Desde ese momento cualquier cerveza elaborada en tierras bávaras sólo podría ser producida con tres ingredientes básicos: agua, lúpulo, y cebada, prohibiendo el uso de cualquier otro componente tales como edulcorantes u otras maltas distintas a la cebada.