La ausencia de oxígeno evita la degradación del color y del sabor. No paraliza la fermentación aunque la ralentiza, por lo que es habitual añadirlo una vez se completa la fermentación, normalmente en el momento de embotellar.
Modo de Uso
Disolver en un poco de agua, mosto o vino y añadir homogeneizado en el producto a tratar en las siguientes dosis:
De 10 a 30g/hl para mostos según la condición de las uvas.
De 2 a 5 g/hl para vino, en clarificación, en el trasiego o después de la filtración.
De 10 a 15 g/hl para la conservación de vinos filtrados dulces.
Debe manipularse con cuidado ya que en contacto con los ojos y piel provoca irritación. Mantener, en lo posible, en un entorno alcalino.